Buenas noches a todos,
La estructura realizada con Tamoc y pintura de leche se sitúa en las once fuentes barcelonesas reconocidas como punto de encuentro de la población a lo largo de su historia. Así pues, esta representación efímera evoca el derrochamiento constante que se hace de agua en las grandes ciudades, pues el riego de agua que sale de la fuente representa el goteo de la ciudad, que mientras malgasta agua repercute en la escasez de la misma. Este fue el objetivo de las Naciones Unidas que nos planteamos representar: la producción y consumo responsables. Como vemos, los pilares de la clepsidra son dos de las torres de la Sagrada Familia, símbolos de la ciudad y del modernismo arquitectónico. Así pues, una de las principales características del modernismo es la exhacerbación del individuo y del antropocentrismo, tema que trata Jamie Linton a la hora de plantear el problema del agua como recurso. El trabajo refleja como el agua es un punto de encuentro y también la necesidad de plantear alternativas para su gestión.
Sobre la idea “quiero que la gente se encuentre en cada esquina de la ciudad algo que le recuerde al mal uso que hace del agua” optimicé la propuesta aplicando la técnica de los seis sombreros de pensar. El principal móvil del que me serví es al que hace referencia De Bono en su obra El pensamiento creativo cuando se refiere a que las provocaciones de tipo puente funcionan cuando se exageran mucho.
En relación con el sombrero blanco, me centré en el tema en sí. Aquí es cuando recopilé información procedente de historiadores y sociólogos sobre el agua y su construcción cultural, social o histórica. Así pues, en este punto surgió la pregunta de qué era el agua para el ser humano. Tras diversas lecturas, fui consciente de que el agua es un punto de encuentro y que a lo largo del tiempo fue un hábito de sociabilidad, pues buena parte de la población de una ciudad se reunía en fuentes para poder servirse de este recurso. En este momento, la idea avanzó en que cada pozo de la ciudad fuera un espacio de encuentro en el que hubiera un reto artístico en torno al agua.
En el sombrero rojo profundicé un poco más sobre la idea de que la ciudad fuera como un lienzo y traté de proyectar en cada fuente retos a la ciudadanía sobre el consumo responsable y que el hecho de completar ese tipo de retos tuviera algún premio en positivo. Sin ánimo de realizar competiciones, simplemente realizar una performance para que la ciudadanía tuviera una participación directa en relación con el uso del agua. La idea se basa en que el diseño es una disciplina circular en la que el ciudadano también debe participar y de esta manera proyectar el trabajo desde el pasado (puntos de encuentro basados en pozos y fuentes históricas), pasando por el presente (los retos que se le proponían a los barceloneses sobre el consumo responsable) y caminando hacia el futuro (que es el tema en el que nos centramos y el principal fundamento de la sostenibilidad).
El sombrero negro planteó la dificultad técnica de llegar a tanta cantidad de gente sin utilizar redes sociales o internet, ya que al final también se promueve un consumo desmesurado de energía teniendo en cuenta la gran cantidad de población de Barcelona y la gente que acudirá a la ciudad con motivo de la celebración de Manifesta. Además, promover pruebas siempre acaba generando competitividad y dejará de lado el tema más importante: el consumo responsable. Cuando volví a plantearme como podría funcionar la idea con el sombrero amarillo, pensé en los aspectos positivos de la propuesta y volví al tema del agua como punto de encuentro. Con el precepto del agua como hábito de sociabilidad, a partir del sombrero verde reflexioné sobre la posibilidad de representar la dualidad sujeto-objeto que escribe Jamie Linton y el antropocentrismo a la hora de tratar el problema del agua como recurso. Así pues, mi nueva hipótesis se fundamentaría en la exhibición en cada punto de encuentro de la ciudad de una clepsidra (representación del aprovechamiento del agua como recurso del ser humano) que evoque el malgaste que se hace del agua y del poco consumo responsable. El sombrero azul me sirvió para completar y complementar mi idea. Como el planteamiento de la estructura con agua implicaría un derroche y con el objetivo de evocar el despilfarro de agua en la ciudad, desarrollé una estructura textil realizada con Tamoc en la que figurara la clepsidra con pintura de leche. Finalmente, decidí que la clepsidra representara de alguna manera a la ciudad y escogí motivos ornamentales que fueran reconocidos por la población (Sagrada Familia). Así pues, la fluidez del agua que cae de la fuente es un síntoma del desgaste y del poco consumo responsable del agua que contribuye a la escasez de la misma.
Un saludo.
Pedro Álvarez Rodríguez.
Debatecontribution 0en Escapa del pensamiento vertical, Reto 2
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